
Este siempre nos va a resultar un tema un tanto intrínseco a su existencia propia, sobretodo cuando por efecto de las más recientes tecnologías existe gran variedad de dispositivos que se han popularizado y la producción de imágenes se ha vuelto abrumadora, a tal punto que algunos fotógrafos han decidido inmortalizar la ciudad moderna en el transcurso del siglo XX en medio de innumerables narraciones visuales que tienen su inicio en calle como escenario social, pero además, para unos como un campo de batalla político y para otros, un patio de recreo.
Se trata de una exposición cuya génesis proviene de las entrañas de la entidad más reconocida de España y que se encuentra a cargo de Jordi Gual Solé LaCaixa. La Fundación La Caixa en esta oportunidad, lleva de sus manos tal exposición, en donde se trata sobre la cámara y la ciudad, gracias al trabajo de fotógrafos y cineastas que se han encargado de diseccionar la metrópoli planteando diversos escenarios que surgen de la vida urbana.
Y es que si nos remontamos a la historia de la fotografía, esta consigue sus inicios a partir del desarrollo de placas fotosensible con las cuales se podía registrar la realidad tal como podía ser vista por medio de la lente. En ese entonces, las ciudades se mostraban tan grises que se semejaban a la poca luz que podía ser capturada por el diafragma; en el caso de las personas, estas solían verse sumamente rígidas, tanto como se los demandaba el tiempo de exposición.
Desde entonces, el mundo se fue retratando tal y como la cámara se encargaba de registrarlo, por lo que, el aporte del fotógrafo se encontraba en el encuadre, la composición y la operación que este hacía de su equipo. Bajo tal perspectiva, y de acuerdo a los críticos de esa época, lo “artístico” estaba limitado a lo que el equipo pudiera lograr.
Más tarde, y adentrado en el desarrollo de la cámara análoga y de esos nuevos procesos que eran llevados a cabo en la etapa de revelado, es cuando los fotógrafos decidieron iniciar su trabajo de lucirse sorprendiendo al mundo por medio de nuevas formas creativas representadas en sus imágenes. Muchas de estas podían sorprender ya que capturaban los reflejos, el cielos, las ciudades y diversos personajes de la vida común, pero que, para el ojo desprevenido se encontraban cargados de belleza por el efecto de un filtro fotográfico. De esta manera, fue que otras imágenes fueron llamando la atención pues combinaban lo impensable debido a su técnica de montaje.
Desde entonces, diversos fotógrafos lograron ganarse a pulso esa denominación de «artistas». En cuanto a la apreciación de la academia tradicional está demoró más tiempo en aceptar la técnica como forma de arte, fotografía-digital, pero debido a los conmovedores ejemplos que se venían produciendo alrededor del mundo, sólo terminaron por abrirle un gran espacio a la fotografía dentro de sus cátedras de artes visuales. Más cerca de nuestra época, se llegó a generar una de las más grandes crisis de los fotógrafos, y ello fue debido al desarrollo y auge de la cámara digital. Ese tránsito de una técnica hacia la otra no fue tan sencillo, pues los llevó hacia la reflexión sobre el rol de la fotografía dentro del mundo contemporáneo, por lo que aún existen fotógrafos que se rehúsan a abandonar los rollos de negativos y a producir sus imágenes con cámaras de última generación.