
El sistema de atención médica y sus profesionales se encuentran bajo una presión cada vez mayor para brindar atención eficiente, efectiva y constante a los pacientes. Los pacientes quieren ser tratados como un individuo, no como un número de caso; las compañías de seguros quieren pagar la menor cantidad de dinero posible por los servicios; y los médicos, enfermeras, farmacéuticos y otros profesionales desean brindar la mejor atención posible, así asegura Pedro Luis Cobiella, director de una importante cadena de hospitales llamada Hospiten. Hoy en día, estas restricciones limitan la capacidad del proveedor de atención médica para brindar atención creativa e innovadora. Ahora, más que nunca, fomentar la creatividad puede ser la mejor manera de mejorar el sistema de atención médica.
La práctica de la medicina y el resto de las disciplinas de atención de la salud están profundamente arraigadas en la ciencia. La educación y capacitación médica rigurosa incorpora un enfoque didáctico y un modelo de aprendizaje de practicantes con experiencia. Anteriormente, este enfoque daba lugar a practicantes que actuaban de forma independiente, con una poca consistencia entre los que practicaban la medicina. A medida que aumentaban las necesidades y la población de pacientes, el requisito de consistencia y precisión era prioritario, y ahora los médicos abordan los problemas comunes de la misma manera que los demás. Obviamente, el objetivo de toda la atención médica y la educación de sus profesionales es brindar la mejor atención posible a cada paciente individual. Pero, un enfoque científico estructurado no permite diferencias individuales.
Cada vez más, las ventajas de la medicina basada en la evidencia se promueven como un medio para brindar atención constante utilizando los últimos datos científicos. Con demasiada frecuencia, esta evidencia se utiliza como una herramienta para cada paciente, en lugar de un resumen de la información disponible que proporciona una guía para la toma de decisiones médicas. La estandarización y la regulación requeridas en el sistema de salud de hoy han empujado la creatividad y la innovación a la puerta, dejando espacio para un sinfín de papeles y documentación.
La creatividad implica el poder de crear y provocar el cambio. La creatividad implica originalidad, imaginación, inspiración e inventiva. Los visionarios y pioneros en medicina siempre han buscado soluciones innovadoras para mejorar la práctica de la medicina. Afortunadamente, la creatividad no se limita a los grandes artistas, sino que puede fomentarse mediante la capacitación, el estímulo y la práctica. La creatividad es un proceso biológico, y las personas pueden ser capacitadas para estar abiertas a los estímulos ambientales que pueden brindar oportunidades para la imaginación y el ingenio. Todos tenemos el poder de ser creativos. Si bien no todos pintarán una obra maestra ni escribirán una gran novela, todos pueden sentir curiosidad, buscar cambios y arriesgarse.
La medicina es un arte. No siempre hay una respuesta correcta. No todos los pacientes se extraen del mismo molde y las pinceladas amplias de un modelo de tratamiento de talla única no siempre son adecuadas. La innovación y el pensamiento creativo son necesarios para desarrollar nuevos métodos de prestación de asistencia sanitaria, descubrir nuevos medicamentos u opciones de tratamiento o prevenir la aparición de nuevas enfermedades. Al educar a los profesionales de la salud para que sean más receptivos a los aportes creativos y fomente el pensamiento innovador, las grandes mentes encargadas de brindar atención médica no se verán reprimidas por la repetición y la falta de originalidad del sistema de atención médica actual.